Tres cosas convierten en único el relato que Agustí Centelles aporta de la Guerra Civil: su convicción republicana, su testimonio siempre desde primera fila y su inseparable Leica. "Una fotografía tiene que ser vibrante", decía. Y de ahí la potencia de sus retratos y sus escenas. Un mitin, una despedida, la mirada un soldado en la trinchera... Emoción pura. El Castell de Vila-seca acoge la colección completa de fotografías de Centelles sobre la Guerra Civil que en 2010 adquirió la Fundació Vila Casas.
"Es indiscutiblemente un pionero, no paró hasta que compró su Leica por 900 pesetas y eso le permitió captar el instante, el movimiento, por eso todas sus imágenes transmiten esta fuerza", explica Daniel Giralt-Miracle, el comisario de Testimoni d'una guerra. 1936-1939, la exposición que reúne por primera vez las 110 copias positivadas por el propio Agustí Centelles más las 35 copias digitales que positivó su hijo Sergi a partir de los negativos de su padre.
Un grupo de milicianas en el frente de combate
Pionero del fotoperiodismo moderno en Europa, Centelles suma a su instinto periodístico, "la inteligencia visual y el hecho de tener un instrumento como la Leica -dice Giralt-Miracle- y eso sumado al bagaje que ya tenía, le permite realizar unas imágenes que tienen la intensidad y el atrevimiento que caracteriza la obra de los fotógrafos de guerra más acreditados a nivel internacional", como Capa, Gerda Taro o David Seymour.
El trabajo de Centelles se publicó en las portadas de diarios y revistas nacionales e internacionales, aunque firmadas por la agencia. "Sus imágenes contienen variedad y credibilidad, él ya era un reportero con olfato, había acumulado una cultura visual inusual en esa época en nuestro país", mantiene el comisario de la exposición.
El fotógrafo
"Era un antifascista convencido que luchaba por las libertades"
Las 145 imágenes se han distribuido en seis áreas: La República, la declaración de la guerra, el campo de batalla, personajes del frente -donde las mujeres tienen un protagonismo especial-, la vida en la retaguardia y el campo de concentración de Bram. "Centelles era un antifascista convencido, era un ciudadano que luchaba por las libertades de las personas y los pueblos", añade Giralt-Miracle. Como el resto de fotografías que realizó durante la guerra, estas las positivó en 1976 cuando, una vez muerto Franco, fue a buscar la maleta con todos sus negativos que guardaban escondida unos amigos suyos en Carcasona.
Entre las imágenes que a partir de jueves podrán verse en el Castell de Vila-seca, la llegada de Francesc Macià en la Ciutadella, el retorno de un frágil Lluis Companys, la icónica imagen de dos guardias de asalto atrincherados detrás de dos caballos muertos en la calle Diputació de Barcelona, los primeros muertos en la plaza Catalunya, una madre llorando a su hijo tras un inhumano bombardeo en Lleida, un grupo de milicianas, Federica Montseny y una joven Teresa Pàmies dirigiéndose a la multitud en sendos mítines, autobuses colectivizados, niños jugando a la guerra o excavando un refugio... El relato de la guerra a través de 145 fotografías que trascienden el instante.
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