Quién sostenga que la ópera buffa huele a cosa del pasado, que vaya al Teatro Real a ver esa divertida parodia del propio mundo de la ópera que es Viva la Mamma! , de Donizetti. Desde 1827 (cuando se estrenó la primera versión en Nápoles; la definitiva fue en Milán, 1831), el humor cantado no ha vivido exactamente tiempos mejores.
El barítono Carlos Álvarez y la producción de 'Turandot' del Liceu,...
Laurent Pelly hilvana un montaje escénico creíble sin caer en exageraciones, llevando la acción a un teatro de provincias de los años cincuenta, si bien cuando arranca solo queda el fantasma de aquella compañía deambulando por lo que ahora ya es un párking.
Esta producción es además y sin pretenderlo un homenaje al género en la postrimera pandemia. O como apunta Joan Matabosch, director artístico del coliseo lírico, es un anticipo lúdico del discurso de Luigi Pirandello sobre la inmortalidad del teatro: “El teatro forma parte de la vida y todos somos sus actores”, decía el Nobel italiano. Y efectivamente, ahí están los personajes de esta ópera dentro de la ópera, cantantes amateurs que con sus egos y rivalidades acaban la calderilla del compositor, el libretista, el director y el pianista.
Carlos Álvarez supo que había ganado el Opera XXI a mejor cantante horas antes de estrenar 'Viva la Mamma!'
Carlos Álvarez, que se supo galardonado por los Ópera XXI horas antes del estreno de ayer en el Real, está colosal en su caracterización de Agata, la Mamma protagonista, para la que Donizetti escribió en el registro baritonal. El malagueño tiene bajo control esa combinación de criatura gigantesca, grotesca y a la vez entrañable, que se sienta y coge el bolso como la señora crepada que representa que es. Y la dota de tal magnetismo que, más allá de su travestismo o de su horripilante canto, es imposible dejar de observarle.
La protagonista con voz de barítono
Álvarez dota de magnetismo a su personaje, se sienta y coge el bolso como la señora crepada que representa que es
Y lo que son las cosas, el Real acumula dos premiados de Ópera XXI. El tenor Xabier Anduaga, en su papel de Guglielmo, el tenorcete alemán que no se aclara cantando en italiano, aparecía en escena tras conocerse el fallo coincidente con los International Opera Awards que le premia como mejor cantante joven. Con su pasmosa naturalidad vocal, el vasco extasió al público en el aria del segundo acto. Magnífico. Al igual que el director musical, Evelino Pidò, de los agasajados en los seis minutos de aplausos finales.
La soprano Nino Machaidze interpreta a la primma dona que no quiere cantar con artistas de segunda
La que se troncha consigo misma, tomando sus propios tics como diva de ópera y caricaturizándolos, es la soprano Nino Machaidze en el papel de Daria, la prima donna que utiliza a placer al bobo de su marido, un brillante Borja Quiza cuya simpatía logra que el público del Real le aplauda tras sus desastrosas arias como si fuera el público imaginario.
Comedia
La que se troncha consigo misma caricaturizando sus propios tics como diva de ópera es la soprano Nino Machaidze
Hay que decir que la cantante georgiana, que hace unos años protagonizó en el Liceu Il turco in Italia embarazadísima y ahora se pasea con su segundo bebé por el Real, ha experimentado cierto ensanchamiento en su voz de coloratura, aunque el cambio tampoco queda mal en ese título de Donizetti.
El escenario es en el segundo acto el recuerdo del teatro de provincias que en este montaje de Laurent Pelly fue derruido tiempo atrás l
Una ópera que extrañamente no se ha explotado en España. Tras su estreno madrileño de 1839 no volvió a verse hasta 1985 en Valladolid y un lustro más tarde en Peralada, con Montserrat Caballé y Joan Pons en el cast. Será porque es un verdadero tour de force actoral.
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