Todo el mundo sabe que el Grial está en...

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El mismo día en que Adolf Hitler y Francisco Franco se reunieron en Hendaya, Heinrich Himmler aterrizó en el aeropuerto de Barcelona con la intención, entre otros asuntos de estado, de visitar el Monasterio de Montserrat en busca del Santo Grial.

Himmler necesitaba encontrar el símbolo de los símbolos para justificar los argumentos de la ideología nazi y se aferró a la posibilidad remota de que el Montsalvat de la ópera wagneriana “Parsifal” fuera el monasterio barcelonés. Probablemente también quiso justificar el desorbitado presupuesto que laAhnenerbe -una entidad pseudocientífica alemana constituida formalmente para realizar y divulgar investigaciones en apoyo de la ideología nazi y de sus teorías relacionadas con la raza aria- había invertido en la búsqueda de avales de la supremacía aria. El Grial podría ser el indicio irrefutable.

Así que, a pesar de que medio mundo estaba envuelto en una despiadada guerra y España aún se desangraba por una contienda propia acabada solo sobre el papel, el avión militar del jefe de las SS aterrizó en el aeropuerto de Barcelona el 23 de octubre de 1940 para visitar el Monasterio de Montserrat e investigar sobre la copa sagrada. Allí fue recibido con desgana por el padre Ripoll, a quien Himmler le pareció “un maleducado”.

Archivo ABC

 “Todo el mundo en Alemania sabe que el Grial está en Montserrat”, aseguró Himmler después de que Ripoll se negase a mostrar a la delegación nazi todos los documentos del monasterio que estuvieran relacionados con el cáliz.  Lo asegura el periodista y escritor Miguel G. Aracil en su libro “Himmler en Montserrat: en busca del Grial”. El alto mando alemán interrogó a todos los benedictinos de Montserrat pero en ninguno halló respuestas satisfactorias para sus preguntas.

Después de visitar El Escorial, Toledo y el Museo Arqueológico de Madrid, Himmler obviamente regresó a Alemania sin el Grial, pero su visita generó al menos dos curiosos efectos. El primero, una factura del Hotel Ritz de Barcelona por importe de 13.275 pesetas (155.000 euros al cambio actual), en concepto de 90 cubiertos, tabaco, música y alquiler de piano para rematar la visita del gerifalte y pagada por el Ayuntamiento de la ciudad, la misma ciudad por la que unos años antes transcurrió la columna de Buenaventura Durruti.

El segundo efecto fue una exaltada crónica publicada en el periódico La Vanguardia: "Que el pueblo de Barcelona sepa que al recibir hoy y aclamar a Himmler, acoge y exalta a uno de los más egregios forjadores de la Nueva Alemania. Pocas palabras más necesitaremos consignar como expresión de la complacencia y del honor que sentimos al dar la bienvenida a quien tanto hizo con un ardiente patriotismo... para sacar a su país de la humillación del ludibrio y de la ruina a que le había condenado el sanedrín de Versalles”.

Pero ¿dónde podría estar el Grial? Literariamente sabemos que el primero en mencionarlo fue Chrétien de Troyes en “El cuento del Grial”, un roman artúrico inacabado pero iniciado a finales del siglo XII.

Por su parte, sir Laurence Gardner alude a un concepto más metafórico de la santa copa, es decir, que no se refiere a un vaso sino a al sangreal, al linaje descendiente de Jesucristo que, según su teoría, sobrevivió gracias a los dos hijos que engendró con María Magdalena: Jesús Justo y Josefes. Tras la crucifixión, María huyó a territorio galo y José de Arimatea se convirtió en el tutor del primogénito, que recibió el nombre de Galains o Alein (el de la leyenda artúrica del Grial) pero guardó celibato y el linaje pasó a Josefes.

Una tercera leyenda sostiene que José de Arimatea partió a Britania y se estableció con la copa de Cristo en Glanstonbury (que en algunas narraciones medievales se identifica con Avalon) aunque en el 1184 hubo un incendio que arrasó la abadía original y las presuntas pruebas de la veracidad de esta historia. 

Una verdadera fortuna fue que Heinrich Himmler no encontrara ni en Montserrat ni en el Monte de la Salvación, la prueba de la supremacía aria. En esta tierra han existido demasiados casos en los que el poder y la locura caminan de la mano. Lo que todo el mundo sabe es que esa pareja es poco recomendable.