San Francisco Caracciolo. El adorador perpetuo del Santísimo Sacramento.

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San Francisco Caracciolo padeció una rara enfermedad que fue sanada cuando se hizo Sacerdote. Adorador perpetuo del Santísimo Sacramento

San Francisco Caracciolo fue un sacerdote fundador de los Clérigos Menores regulares cuya labor principal era la adoración perpetua del Santísimo Sacramento y pasó el resto de su vida como su superior. Perteneció a una familia napolitana noble. A pesar de que tenía una rara enfermedad en la piel, que era muy parecida a la Lepra, Francisco escuchó la llamada del Señor a través de esta prueba y se convirtió en sacerdote, y fue entonces que su enfermedad desapareció por completo. Se unió a la Cofradía de los Siervos Blancas de Justicia, una cofradía que se veía por el bienestar espiritual de los presos y de los condenados a muerte. Fiesta: 04 de Junio Martirologio Romano: En Agnone, del Abruzo, san Francisco Caracciolo, presbítero, fundador de la Congregación de Clérigos Regulares Menores, que amó de modo admirable a Dios y al prójimo (1608). Biografía de San Francisco Caracciolo San Francisco Caracciolo nació en Villa de Santa María en la región de Abruzzo, en el Reino de Nápoles. Él pertenecía a la rama Pisquizio de la familia Caracciolo y recibió el nombre de Ascanio en su bautismo. Desde su infancia, San Francisco Caracciolo fue considerado muy humilde y recto. A la edad de 22 años, contrajo una rara enfermedad de la piel, muy parecida a la lepra. En esta prueba tan tremenda para su vida, escuchó la llamada del Señor y estaba dispuesto a dedicar su vida completamente al servicio de Dios y del prójimo si se recuperaba. Así que Francisco le hizo a Dios esta promesa: "Señor, si me sanas de esta enfermedad, dedicaré mi vida al sacerdocio y al apostolado". Muy tomada en serio esta palabra hecha a Dios, que cuando menos se lo esperaba quedó completamente sano, y muchos consideraron esta curación como un milagro verdadero Después de su curación milagrosa, fiel a su promesa, San Francisco Caracciolo renunció a todas sus propiedades y títulos nobles que por herencia le correspondían. Salió de su palacio y se fue a Nápoles para estudiar teología y prepararse para el sacerdocio. San Francisco Caracciolo se prometió a sí mismo a una vida eclesiástica íntegra. En 1587 fue ordenado sacerdote y se unió a la Cofradía de los Siervos Blancas de Justicia, una cofradía que resaltaba por el bienestar espiritual de los presos y de los condenados a muerte. San Francisco Caracciolo: adorador del Santísimo Sacramento Pasaba cada momento que fuese posible en presencia del Santísimo Sacramento. Reflexionaba mucho en que nuestro Señor vino a nosotros en la Eucaristía, y que mientras los ángeles se aglomeran en todas las Iglesias Católicas para adorarlo allí, los hombres de este mundo lo dejaban sólo. Mientras contemplaba de rodillas al Señor ante el Santísimo Sacramento, su rostro resplandecía con la luz, y todo el mundo podía verlo iluminado. Su devoción favorita era la de visitar al Santísimo Sacramento en las Iglesias que él frecuentaba, y a las que asistían muy pocas personas. Fundador de los Clérigos menores regulares En el año 1588, San Francisco Caracciolo recibe una carta de Juan Agustín Adorno, un gran apóstol del Señor, en la que le rogaba que tomara parte en la fundación de un nuevo instituto religioso. San Francisco Caracciolo vio en esta circunstancia una garantía de la Voluntad Divina de Dios hacia él. San Francisco Caracciolo ayudó en la elaboración de las normas para la nueva congregación, que fue aprobada por el Papa Sixto V, el 1 de Julio de 1588, y confirmada por el Papa Gregorio XIV el 18 de febrero de 1591, y luego volvió a ser confirmada por el Papa Clemente VIII en 01 de junio 1592. El instituto fundado tomó el nombre de la Congregación de los Clérigos Menores regulares, es a la vez contemplativa y activa. Tenían tres votos pero luego se añadió un cuarto, en la que especificaba que sus miembros no deben aspirar a dignidades eclesiásticas fuera del orden ni buscarlos dentro de ella. La Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento se mantiene a través de un sistema de rotación y practican la auto-mortificación. El lema de la orden "a la mayor gloria del Resucitado" fue elegido porque San Francisco Caracciolo y Agustín hicieron su profesión de fe en Nápoles, un domingo después de Resurrección, 09 de abril 1589. A pesar de su propia negativa, San Francisco Caracciolo fue elegido como el superior de la nueva congregación, el 9 de marzo de 1593, es la primera casa de la congregación en Nápoles. Obras de San Francisco Caracciolo San Francisco Caracciolo realizó tres viajes a España para establecer fundaciones bajo la protección de los reyes Felipe II y Felipe III. Abrió la casa del Espíritu Santo en Madrid el 20 de enero 1599, la de Nuestra Señora de la Anunciación en Valladolid el 9 de septiembre de 1601, y la de San José en Alcalá en algún momento de 1601. En Roma obtuvo la posesión de la iglesia de San Leonardo, que posteriormente cambió por el de Santa Inés, el 18 de septiembre de 1598 San Francisco Caracciolo fue el autor de "Las Siete estaciones de la Pasión de Nuestro Señor". Amaba a los pobres. Al igual que Santo Tomás de Aquino (quien era su pariente por parte de su madre) tuvo pureza era angelical. El Papa Pablo V quiso entregarle un cargo de Obispo muy importante, pero él se negó rotundamente. Su muerte En el año 1608, San Francisco Caracciolo se fue hacia el santuario de la Santísima Virgen de Loreto y allá le permitieron pasar la noche orando ante la imagen de Nuestra Señora. En esa misma noche, San Francisco Caracciolo cayó muy enfermo y murió durante la víspera del Corpus Christi cuando sólo tenía cuarenta y cuatro años, el miércoles, 04 de junio 1608. Mientras estaba en sus últimos momentos, San Francisco Caracciolopronunció sus últimas palabras: "Vayamos, vayamos al cielo!". Cuando se abrió su cuerpo después de la muerte, se encontraron las siguientes palabras impresas en su corazón: "El celo de tu casa me consume". San Francisco Caracciolo fue beatificado por el Papa Clemente XIV el 4 de junio 1769 y canonizado por el Papa Pío VII el 24 de mayo de 1807. En 1838, San Francisco Caracciolo fue elegido como el santo patrono de Nápoles.